Como se enfrenta la arquitectura moderna a la sostenibilidad y tradición arquitectónica
El modo actual de construir en occidente se puede considerar el más rentable, más en menos. Avances y nuevas tecnologías que se apegan a otro movimiento occidental de moda en pos de preservar el ecosistema: el ecologismo y la sostenibilidad, y que se ha aprehendido como algo moral. Este ha sido el motivo de su esparcimiento por todas las partes del mundo. Cuánto más césped en la cubierta, más sostenible es la arquitectura,es la premisa que ha seguido la arquitectura que interesa vender pero que no llegan más que a un nivel superficial.
¿Pero qué ocurre con la arquitectura tradicional a lo largo del mundo que ha prosperado hasta hace medio siglo?
Todas las naciones buscan el progreso, y lo equiparan a la modernización. Este avance se produce con mayor ímpetu en las ciudades, lugares que se han convertido en términos generales en réplicas unas de otras, edificios en altura, aunando cristal, hormigón y acero. Generan transformaciones del territorio, obteniendo lugares ambiguos, en los que uno, como ser globalizado, encuentra el confort de lo cotidiano. Grandes avenidas, los mismos comercios, y las luces del Nueva York nocturno encuentran un parecido asombroso con las de Nairobi o Qatar.
A lo largo de la historia, el hombre ha ido innovando los objetos materiales que le rodean, entendiendo innovación como un avance hacia algo mejorado. “Mientras vamos creciendo y seguimos haciéndonos preguntas, y seguimos volviéndonos algo más sabios sobre lo que queda fuera de nuestro alcance, decidimos cambiar nuestros recursos físicos, incluyendo nuestros edificios. Queremos hacerles algo para reflejar esta nueva conciencia.” James Chaffers, Profesor en la universidad de Michigan. Documental First Earth.
Se ha ido derivando en una pérdida de identidad absoluta para la sociedad urbanita, debido a que no es nuestra nueva conciencia la que se ha visto reflejada en los cambios de nuestros recursos físicos, si no la de otro que ha sido importada. Se adopta de inmediato lo que ha funcionado en el país que ahora es próspero. Pero estos elementos importados no han sufrido el proceso evolutivo necesario por cada cultura para llegar a la obra arquitectónica adecuada.
La innovación no deja de ser un concepto que pertenece al mundo de las ideas, ideas que proponen mejoras en uno o muchos puntos de nuestras vidas. El concepto diseñado, a la hora de convertirse en algo tangible, puede perfectamente sufrir modificaciones en los detalles adecuándose al lugar, siendo esto lo necesario para que funcione globalmente.
En el mundo moderno, es tal la cantidad de materiales dirigidos a la construcción a los que tenemos acceso, que nos ha dado un popurrí de arquitecturas, las cuales experimentan para conseguir la estética deseada y en numerosas ocasiones produciéndose un caos de sin sentidos técnicos.
Nos hemos acostumbrado a las grandiosas infraestructuras que hacen posible el transporte del elemento más remoto hasta tu misma puerta, sin tener en cuenta los gastos que ello conlleva.
Uno de los arquitectos contemporáneos que se ha preocupado por reducir la huella ecológica es el italiano Renzo Piano, utilizando técnicas que no son innovadoras, pero resueltas de un modo, que le han servido para caracterizarse. Su mayor recurso son las fachadas dobles que reducen el consumo de energía para climatizar los edificios. Tiene experiencia en los edificios inteligentes capaces de abrir y cerrar compuertas dependiendo del clima exterior. Usando los materiales más económicos y las técnicas más avanzadas se puede conseguir los edificios más sostenibles. “La calidad arquitectónica no depende sólo del coste, los problemas de las ciudades modernas no provienen de la escasez presupuestaria, si no del uso desordenado de los recursos” Renzo Piano. Arquitecturas sostenibles. Ed. Gustavo Gili
Un ejemplo es el centro cultural en Nouméa, Nueva Caledonia (Francia). Piano hace un homenaje a la cultura kanak asemejándose a la forma de las casas construidas a base de fibras vegetales. Diez espacios con diversidad de tamaño y programa. Decidió dotar a los interiores con las tecnologías más modernas: ciertas cabañas destinadas a exposiciones están revestidas de paneles con la cara interior blanca, otras, tienen la posibilidad y cuando sea requerido, el techo y las superficies laterales transparentes. Los paneles de vidrio llevan pantallas exteriores y el sistema de lamas puede abrirse en ocasiones para facilitar la ventilación. El mayor de los espacios mide lo que un edificio de nueve plantas, 28 metros de altura.
Pero al igual que las virtudes de este arquitecto sigue habiendo un problema de raíz.
El uso de materiales con escaso transporte es básico en temas de economía constructiva, pero las grandes dimensiones de los listones de madera requieren de una estructura de gran complejidad: anclajes de acero inoxidable, grandes vigas de madera laminada, aluminio y paneles de vidrio que para nada son materiales usados por la arquitectura originaria del lugar. Es una similitud formal, en la que predomina la estética exótica. Una comunidad local jamás podría haber llevado a cabo tal edificación ya que por sus propios medios le es imposible. Una edificación que apuesta por la sostenibilidad pero desde un punto de vista occidental.
La arquitecta inglesa Salma Samar Damluji ha sido ganadora del Global award for sustainable architecture gracias a un proyecto realizado en Yemen. Estos edificios a base de muros gruesos de adobe, consiguen llegar a las 9 plantas; se han conocido como el Manhattan de barro.
“El hecho de que esta arquitectura haya funcionado tan bien por cientos de años para sus habitantes, es una arquitectura que se puede definir como una cultura, una cultura rica y profunda, que está muy íntimamente relacionada a la socio-economía de las ciudades que han vivido allí. La gente sabe construirlas y se han hecho maestros, han sido los maestros de esta civilización por tanto tiempo. Creo que el mejor modo de compararlo ecológicamente, o discutir o identificarlo con un modo ecológicamente viable o sostenible, es simplemente compararlo con las formas importadas de los edificios occidentales mediocres y feos que se están usando, los cuales son comercialmente viables porque encajan más en un tipo de economía de especulación del mercado, completamente carentes de cultura.” Salma Samar Damluji, Documental First Earth.
Actualmente no se produce un desarrollo y mejora de la arquitectura autóctona en las edificaciones de nueva construcción. Las partes nuevas de las ciudades son todas iguales. Edificios de acero y cristal, sistema que favorece la productividad, pero que requieren de grandes inversiones en el funcionamiento del edificio. Cuando hay posibles, la creatividad disminuye.
Pero al querer apostar por arquitectura sostenible y que mantenga la pertenencia cultural, se puede caer como en el caso de Damluji, en una falta de innovación, convirtiéndose así en algo contradictorio al conocimiento humano que siempre está en constante progreso.
Si se construye con tierra, madera o caña, o si en un clima cálido se ha estado construyendo con muros gruesos, se debería potenciar este sistema, al igual que en un clima frio es necesaria la máxima entrada de luz solar. La clave es “saber hablar” el idioma del lugar, aprender de su arquitectura para no desculturizar. Y siempre será lo más sostenible, saber cómo se ha construido, ya que todo tiene su porqué. De esta forma, uno aprende más que repitiendo las mismas técnicas, manteniéndose en un ámbito de confort.
Haciendo alusión a lo mencionado anteriormente, llevar nuestras innovaciones a los países subdesarrollados no es lo importante, sino que los avances que se han ido produciendo a lo largo del tiempo en las diferentes culturas, para unas son tradiciones pero para otras son absolutas novedades que tienen perfecta aplicación, y lo mismo al revés, un intercambio recíproco de conocimiento. Conocimiento que servirá para el buen uso y para la adecuada aplicación de las técnicas constructivas, produciendo una arquitectura responsable.
Ricardo Higueras Cárdenas, un arquitecto español preocupado por el arte de construir en la actualidad, apoya la arquitectura que se tenga que pensar, usar el sentido común hasta para el mínimo detalle. Una persona que ha viajado empapándose de conocimiento arquitectónico para poder dar las soluciones constructivas adecuadas y en muchas ocasiones las más simples y sencillas.
En la exposición universal del agua en Zaragoza 2008 plantea un sistema que fusiona el avance natural del conocimiento del hombre y la construcción tradicional. Basado en la caña, ha sido capaz de generar este ejemplo de reciprocidad de conocimiento. Al atar las cañas unas con otras se obtienen elementos de gran resistencia estructural ya que gracias a la flexibilidad de la caña se consigue un parasol autoportante que brilla por su originalidad y sostenibilidad. La estructura de cañas además puede recubrirse de material arcilloso mejorando así su resistencia al fuego.
“El desafío que encontramos es que lo que necesitas es una conexión muy profunda con la comunidad local. Y viniendo de fuera eso lleva tiempo. Si entras como un grupo de gente que están queriendo ayudar, o hacer bien, sencillamente se convierte en una continuación del mismo paradigma. Pero una vez que te das cuenta de que si estás viajando a un lugar, estás adquiriendo tanto, si no más de la experiencia que la gente con la que estás trabajando, entonces se convierte en una calle de doble sentido, y hay una sensación de compañerismo y de objetivo mutuo. Y eso se vuelve una cosa diferente, e incrementa la posibilidad de éxito, porque es menos una imposición de algo que viene de fuera, es algo más como hagamos esto juntos.” Joseph Kennedy, Director fundador de Builders without borders. Documental First Earth.